martes, 20 de mayo de 2008

El Concorde que vino del frío...




Era el miércoles 3 de junio de 1973, el avión franco-británico Concorde había realizado una gran demostración en el salón Aeronáutico de París. Momentos después salia a pista el nuevo orgullo de la tecnología soviética, el Tupolev TU-144 número 01-2, registrado CCCP-77102.

Nikita Jrushchov era el presidente de la Unión Soviética en septiembre de 1962. Poco más de un año antes había visto con orgullo como Yuri Gagarin se convertía en el primer hombre en viajar por el espacio, por lo que estaba seguro y confiaba plenamente en la capacidad tecnológica del país que dirigía, cuando encargó a la oficina de diseño de Tupolev la construcción de un avión supersónico de pasajeros. Iba a ganar también esta partida a occidente. En ese momento comienza una historia de espionaje y contra espionaje al más puro estilo de la guerra fría, que llevo a los soviéticos a apoderarse de los planos de un prototipo del concorde. Si fueron utilizados o no, sólo unos pocos lo sabrán, aunque si es cierto que la aeronave de detrás del muro de Berlín era muy parecida a la que construyeron los países del canal de la mancha. De todas formas, y aunque algunos les cueste de reconocer, los ingenieros soviéticos realizaron un gran trabajo, y en un frío 31 de diciembre de 1968 el Tu-141, acompañado de un Mig-21l despegaba del aeródromo de Zhukovsky para 37 minutos de vuelo, superando en la fecha a su rival "capitalista".

El programa va viento en popa, y se espera con ansia este enfrentamiento de 1973. El Tupolev,con sus aletas canard en la cabina, despega a la perfección subiendo a 4000 pies rápidamente...y empieza a caer en picado. Los pilotos intentan estabilizar el avión, pero cuando el avión estaba comenzando a elevarse el ala izquierda se partió y el avión se estrelló en Goussainville. Muchas teorías se han escrito sobre la tragedia, un Mirage espía q no debía estar allí, que fue derribado... pero el secretismo soviético y francés de tiempos de la guerra fría han ocultado los motivos de la tragedia.

Fue el principio del fin del "Concordosky", limitado a vuelos locales, tras tan solo 103 vuelos comerciales, un nuevo accidente en 1978, retira a las aeronaves del servicio de pasajeros, convirtiéndolas en laboratorios volantes durante los años 80. La desaparición de la URSS acabo definitivamente con ellos, pero un acuerdo con la NASA permitió que este hijo de la guerra fría vuelva a levantar el vuelo aunque sea con dolares capitalistas.







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